miércoles, 30 de enero de 2013

Piscolabis, regado con vino**

-Vas sufriendo y llorando, cada vez más. Créeme, eso no es verdadero Dolor. Te lo digo yo, que me he vuelto loco.


-Cuando me preguntes EL Por Qué, la causa principal de todo este barullo burocrático y sangrientamente protocolario, sabras mis debidas razones para hacerlo. Pero... ¿ya no puedes hablar? ¿Acaso te he comido la lengua demasiado rápido? No lo creo, no soy tan tonto ni tan impulsivo. Me tomo el tiempo para meditar las cosas, tu ya lo sabes: un poquito por aquí, utro poquito por allá... como tu cuerpo presente, ¡jajajajajaja!

-Lo siento, no quería asustarte. Mira, descubrí la trama, el engaño, el chanchullo. Lo he descubierto todo. Pero tranquila: tu no tienes la culpa. Ahora, te tengo una sorpresa definitiva, que te va a GUSTAR con toda seguridad.

[SE RETIRA AL FONDO DEL ESCENARIO, DONDE CREPITA EL FUEGO EN LA CHIMENEA, AGARRA UNA FUENTE CON LO QUE PARECE SER UNA PIERNA HUMANA. LA MUJER LLORA, MUCHO]

-Hum, ¡Qué rico! ¿verdad? ¿Sabes de quien viene esto? 

[ACERCA OTRA CAMILLA PUESTA EN VERTICAL, DONDE SE VE COLGADO A UN MUCHACHO CON UN MUÑÓN EN LA PIERNA IZQUIERDA. EL MORIBUNDO LA MIRA CON RENCOR. ELLA SE DUELE]

-¡Creo que ha llegado la hora de unir a esta pareja en la sagrada unión del matrimonio! ¿Por qué no? Al fin y al cabo, los celos me durarán todo lo que esteis juntos y estareis juntos hasta que la muerte os separe...

                                                           
**Esto es anterior a eso

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