Le debemos un gallo a Gaia, yo creo. Le debemos muchos, con los que dicha Naturaleza nos alimentará y bañará nuestros cuerpos en su sangre fecunda para que sigamos siendo fértiles y no desaparezcamos de la superficie de su Ser.
Y sin Embargo, que poco nos importas Gaia, que te pisoteamos a ti, que cada vez te invade más ferviente y expansionistamente. Incluso estamos eliminando tus últimos parásitos simbióticos (indios amazónicos, tribus africanas, innuits y mahoríes) en el juego continuo que resulta la autodestrucción y determinación humana occidental.
Maldito el día en el que nos engendraste, Gea...
...TODO ES NIEVE BLANCA, EN LA LUNA...
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