domingo, 25 de marzo de 2012

ILEGAL

Departamento musical sonoramente iluminado.
Todo grande,, color cobre. Incoherencia en los pentagramas.

El atigrado Dependiente de Sueños se despierta, después de gastar su propia mercancía.
Esta solo.
BostezaaAaAaAaAaaaAaAaAAAAAaaaa....
(¡miau!)
De un poderoso salto, apoya sus resquebrajados codos
en la mesa. De cristal, antigua y con olor a madera.

Por una luz cegadora, entra la Clara-boya. Se quita el sombrero.
Un sombrero gracioso, como un arlequín un tanto ebrio,
o la piel de un oso que te sonríe desde su vitrina en el museo.
"Al oso le pica la piel...
Se RASCA...
...y aparece un cazador, dispuesto a poner fin a su sufrimiento."
"No hay más preguntas, Señoría"

El sombrero de Clara-Boya se queja. No le gusta estar sin cabeza.
Clara-Boya se pone a dormir. Necesita fabricar sueños.
Es todo tan loco en esta chica...

Por encima, el Atigrado vigila su sueño. Es confuso y lleno de manchitas violetas,
algo enfermizas.
Salen de su pelo oloroso
ha usado "aceite para pelos" de gran calidad.

En Morse, nos cuentan las historias de Clara-Boya.
"El Jardín Botánico francés, lleno de ácido...
"el humildisimo pastor trashumante...
...y el caldo que se toma un nuevo rico en Houston"
Chulo nos sale el sueño...

Mientras, Clara hace un descanso y se toma un café
estando dormida
¡es tan sorprendente...!

Inverosímil las cucarachadas de azucar que echa
con ansia
siguiendo el ritmo de las violetas de su sueño
que le entran en el paladar...

El Atigrado te echa de menos, Conciencia
Clara-boya duerme, obsoleta a nuevas ideas
a nuevos sueños
a vagas esperanzas...

Regala música, muchacho...

domingo, 18 de marzo de 2012

Con la "G" de Gara...

Si tuviese una hija
no sería como yo.
Tendría hoyuelos, como su madre
 y su pelo y su amor.

No comprendería las cosas,
solo las disfrutaría.
...no como yo.

Si tuviera una hija
viviría el presente,
tendría una familia
y todo el amor del mundo.

No se sentiría sola,
nunca.
Tendría un hombro
para descansar,
llorar,
hablar,
y un rostro
para mirar
y sonreír.

Si tuviera una hija
tendría dulces de la abuela
y fotos viejas del abuelo.

No tendría ordenador
sino cuentos.
No vería la televisión
sino leería muchos libros
y
por supuesto,
estaría todo el día
jugando a los juguetes
e imaginando edificios con los Legos
como hice yo.

Si tuviera una hija
además de buen padre
me convertiría en una buena persona.

sábado, 17 de marzo de 2012

Me gusta...
Me gusta que juguemos al escondite
y a las persecuciones.
Me gustan los ratos de Paz
en nuestra continua guerra.
Me gusta pedir perdón todo el rato.

Me gustan...
...las sonrisas entre paréntesis de tu boca,
el frío de tus manos
y el calor de tu pelo.

Me gusta 
el sentimiento furtivo
al no estar contigo.

Me gusta que el poema de tu cara
no me diga nada
y así pueda adivinarlo,
como si fuera otro juego.

Me gusta que me ayudes.
Me gusta nuestro silencio sin palabras.
Que estés dormida
y no quiera despertarte.

Me gusta la música que escuchamos
simultáneamente...
...y las cosas que cambian cada día.


miércoles, 14 de marzo de 2012

Starship Trooper

Barquito de madera, pintado y repintado con colores y esmaltes bien brillantes, esta desgastado por la tormenta que le cae encima. Es una tormenta pasional, insensible, que no para hasta doblegar al pobre barquito, que a duras penas surca el Espacio.


Dentro, la tripulación bebe Bourbón con ansia de alcohólico y piensa en conjunto la eterna sucesión de calamidades que les han llevado hasta esta malograda posición espacial, donde, prometidas mil promesas de oro y riquezas, solo les queda bebida y miseria. El capitán fue hallado muerto con una carta de suicidio, en el que relataba parte de su vida como un maestro del suspense, en unas cuartillas algo húmedas y saladas. No se cree que sea causa del Mar.


Todos los locos tripulantes, desalmados por la muerte del capitán, mercaderes de Nada, se dieron a la fuga como podían. Unos empezaron a delirar con el Opio. Los más sensatos, cocinaban el cuero de sus botas para alimentar a los compañeros. En un arrebato de miedo por la Tormenta que azotaba desde lo alto, Poseidón enfurecido por el héroe Ulises, algún buen pirata de la nave devoró los brazos del capitán crudos, con algo de pimienta que llevaban de cargamento. Era todo pasiones en esa nave.




Y mientras, en los cielos, los señores Dioses mantenían la disputa de las Horas, las estaciones, el tiempo, la Noche y el Día. El Olimpo se había divorciado y cada dios particular se iba a montar su propio negocio olimpiaco por otra parte. Por eso tal Tormenta. Por eso tal tortura de hombres enjaulados en un Espacio vacío, salvaje y sin esperanza. No importan a Nadie. Gritan en una burbuja de Silencio, ahogándose en su rabia y saliva, haciendo coros de maldiciones y brillando como los Dioses de la furia, los auténticos dioses furiosos y condenados, no como la panda de pobres hipócritas poderosos que se encontraban por encima de la Tormenta, lejos de todos esos gritos humanos que necesitaban su ayuda.