sábado, 25 de mayo de 2013

Los santos inocentes*

..."¡Intenta sincopar esto!" me dijo Diego con esa voz tan suave que tenia siempre.
Me encontraba bastante sola cuando recibí su llamada. Pensé que quizás querría... no se. arreglar las cosas conmigo. Yo le quería, pero no podía soportar la idea de que no "pudiese vivir sin mí" así que dejé de tomarle en serio y me alejé de él. Me arrepentiría muchisimo, pues le hice demasiado daño, cosa que luego me devolvió (y en mayor medida).

Diego empezó a hacer los ritmos de boleros y que le habían enseñado en el conservatorio. 
Me sorprendió bastante, se le daba muy bien. Yo acababa de empezar junto con él y , por supuesto, quería impresionarme. Fue una velada agradable, pero no podíamos volver a estar con juntos los dos. 
Se lo deje muy claro y esperaba que lo hubiese comprendido. Quizás haya sido demasiado grosera.
De repente, me dijo que cerrase los ojos. y lo hice, algo encantada e intrigada. 
Sin embargo, luego después de cerrarlos todo se nublo en mi mente y perdí la conciencia.

Al despertarme, estaba en una camilla, atada por las muñecas con pequeñas correas, al igual que los tobillos. Además, un grueso cinturón me oprimía el pecho, dificultandome mucho la respiración y haciendome sentir muy angustiada por no saber nada de la situación en la que estaba metida.
Dios, ¡que mal lo pasaría aquél día! Fue cuando descubrí que mi querido Diego (hasta aquél momento) no era más que un aspirante a psicópata con una habilidad retorcida en crear líos imaginarios en su mente. Exagero. Era solo un buen esquizofrénico cumpliendo su papel..

Lo estoy contando serena. Estaba asustada. Lo estoy en el recuerdo, y mucho además. Sobre todo cuando vi la pierna de mi amigo Pablo asada en una bandeja que Diego traía en un carrito, con la más grande de las sonrisas...



*Esto es anterior a esto

viernes, 24 de mayo de 2013

Complemento (in)Directo



 ...lo que hace la soledad con la gente (ya de por sí) trastornada...







Good-bye horses, I'm flying over you
Good-bye horses, I'm flying over you
Good-bye horses, I'm flying over you
Good-bye horses, I'm flying, flying, flying over you


  You told me, I see the rise
But, it always falls
I see them come, I see them go
He said, "All things pass into the night"


And I said, "Oh no sir I must say you're wrong
I must disagree, oh no sir, I must say you're wrong"
Won't you listen to me

 
You told me, I've seen it all before

I been there, I've seen my hopes and dreams lying on the ground

 I've seen the sky just begin to fall
He said, "All things pass into the night"
 

 And I say, "Oh no sir, I must say you're wrong
I must disagree, oh no sir, I must say you're wrong"
Won't you listen to me 



Ooooooooooooooo
Ooooooooooooooo


  Good-bye horses, I'm flying over you
Good-bye horses, I'm flying over you
Good-bye horses, I'm flying over you
Good-bye horses, I'm flying, flying, flying over you

Good-bye horses, I'm flying over you
Good-bye horses, I'm flying over you
Good-bye horses, I'm flying over you
Good-bye horses, I'm flying, flying, flying over you
 


Ooooooooooooooo
Ooooooooooooooo
 

jueves, 16 de mayo de 2013

La ollita

El cáncer carcomía los huesos de Pedro. Carcomía su alma con la tristeza de saberse muerto antes de morir y también carcomía su cerebro, porque ese parásito celular se le había ubicado allí. El dolor ,en todos los sentidos y significados de la palabra, era más que insoportable. 

Era triste, sí, pero no era normal su tristeza. Tenía objetivos y era una buena persona. Muchos se volcaron con él, apoyandole. Nunca le dejaron de visitar hasta que se olvidaron y dieron por hecho que ya estaría muerto. Los apoyos no valen nada cuando tu cuerpo se esta pudriendo, bien lo sabía Pedro.

Llamó a la enfermera, para pedirme más morfina. No se la dio. 
Llamó a su médico, pensando en ver si había una ligera recuperación para poder salir, y así pillar algo de maría al buen camello que tanto le había servido en sus breves estancias en el exterior. 
El médico que trataba su caso estaba de vacaciones. Lo normal. 
Descansaba más que trabajaba, 
¡ese maldito oncólogo!



Tocó su hígado y lo sintió. Sintió la pequeña pelotita de la muerte, la primera metástasis que tuvo, viajando del cerebro hasta el hígado. Tuvo que presionar mucho y morir de dolor por hacerlo, pero eso le recordaba que estaba vivo. Una sonrisa sádica se dibujó en su rostro cuando, de repente, escupió sangre. El cáncer le recordaba su mortalidad. 


Volvió a sonreír, volvió a ser inmortal. Si lograba matarse por si mismo, le ganaría la batalla al cáncer, disperso por su cuerpo. Su mente estaba nublada. Seguro que el tumorcito le estaba presionando alguna vía y por eso se sintió presto a perder el conocimiento. No quiso perder el tiempo.

Agarró una muleta y rompió uno de los cristales por donde entraba la luz. No se podía abrir pero con el golpe había hecho un espacio lo suficiente mente grande para caber con su delgado y consumido cuerpo entre las aristas de cristal. asomo la cabeza y pensó con el cerebro podrido que una caída desde un quinto piso sería lo suficiente como para matarlo. Perdió el conocimiento y cayó, siendo feliz. 

Su cuerpo de resquebrajo la pelvis, las costillas y se rompió un fémur en tres partes, mas su cabeza, milagrosa y desgraciadamente, había quedado solo contusionada. Ni un derrame, ni un infarto cerebral. Cuando despertó, lo hizo con mucha rabia. 
El cáncer no había ganado todavía, pero se estaba regodeando de su fracaso con un indescriptible dolor de las costillas rotas presionando sobre el hígado inflamado, primera metástasis de su doloroso delirio.


...Llorar no es de hombres...

miércoles, 15 de mayo de 2013

Hoy saldrá bien cara, amigo...

De repente, pretendio sorprenderse por los hechos que pasaron (y los que pasarían). Cosa que le paso a Juanito cuando, en el lecho de la mujer de turno, se dio cuenta de que era un mujeriego y un irrespetuoso con su chica, la dulce Barbie. Chicaplástica por antonomasia pero no debido a su mote, sino al medio que le rodea. Bárbara se llamaba.

Juanito se acordó de ella mientras duraba el presente coito: era buena, demasiado. Le quería con el corazón al pobre y solitario hombre, que nunca quiso, en realidad, estar con ella. Sus magníficas piernas fueron las que le obligaron a decir que "Si". Pero el Niño Juan, como le llamaban en el barrio, no estaba preparado. Sentía las imaginarias cadenas de la relación pesando sobre él nada más escuchar un "Te quiero" de los labios carmesíes pintados para la ocasión, poco después de acostarse juntos por primera vez: ella era una niña, una Lolita mental.Un brote que simulaba ser una flor. Y en su dulzura esta mujer, regalo de el Señor, era capaz de hacer mejores a los hombres y de sacar las cosas buenas de todas las personas. Menos con Juan, su "flaquito", su "peluche".

Juan era diferente, era de otra pasta. Juan era carismático, tanto como ella. Pero su simpatía reclamaba deseo. Y deseo daba, casi de una manera diabólica. Era sexualmente atractivo para todas las mujeres, pero ese privilegio le agrió el corazón porque no tuvo que esforzarse en conseguir nada alguna vez. Todo se lo dieron, pero Juan eso no veía. Su Bárbara era una más, era su trofeo conseguido. Era la Chicaplástica más linda de todas, pero estaba de exibición, no para uso.Y el amor que sentía hacia ella era el que se puede tener por un buen Ferrari nuevo.


...........

Barbie había estado llorando. Lloraba todas las noches y a todas las horas. Lloraba en un cuartito o de camino hacía el tren. Barbie no lloraba de costumbre: se dolía cada vez como si fuese la primera vez que las lágrimas cruzaran su rostro y vivía confusa antes ese nuevo asombro de llanto constante. 
Estaba sola, pero no desde un punto de vista social. Todos la llamaban y la querían: ella lo sabía. Pero ¡Dios!, su mundo era diferente una vez cruzadas las puertas de su casa. El plástico con el que se recubría todas las veces al salir de casa no era el mismo, una vez despojada su armadura feliz y perfecta.

Barbie se dolía de Juan. De no poder hacer nada con él. Le quería, le quería mucho, muchisimo. Pero nunca llegaría a amarle. Y, armándose de valor, se preparó para contarle todos sus sentimientos al respecto. Sentimientos que nunca serían escuchados a conciencia por Juanito, que se vio despojado de su posesión más valiosa y lucharía con sangre para retenerla.

lunes, 13 de mayo de 2013

Quién fuera Gabo...

Yo, que llevo ya unos añitos en Blogger, que mi novia es una escarola y le gusta llevar siempre el ombligo al aire. Yo, que engordo y adelgazo con la facilidad de Wall Street...

Yo, que veo continuamente morir a grandes escritores y vivir a mediocridades sin sentido, que no se qué... ¿pero qué demonios les pasa? Es que... ¡Joder! ¿acaso no se dan cuenta de que hacen plagio? ¿de que lo suyo no es influencia, sino plagio directo y siniestro, sinestésico y plástico? ¡Diocristo! Es que ¡es la muerte! ¡El bochorno y el oprobio más puro! Y se me ponen los pelos de punta, claro esta.

Yo: ser sensible y tangible, que muere por nada y critica hasta la muerte a la pelusa más pequeña. Yo, Larra del siglo XXI. Yo, la Muerte. Yo, batuta y director. Yo, la Muerte. ¡Ah, Señor!

Y cuando era niño, mi madre me ocultaba cosas. Y cuando hablaba de algo y no quería que yo me enterase, para referirse a mi me llamaba Nicolás. Y yo me enteraba, Mamá. Nunca he sido un niño tonto. Bueno, solo un poquito ahora. Niño autista y sólo y tonto (¿"Sólo" lleva tilde? creo que no...)

Y Gabo, mi tio, me dijo una vez: "Para escribir bien, hay que creerse mejor que Cervantes..." Ah, dios... Gabo. Lástima que estés ahora seníl. Tu mente, en proceso de destrucción, es buena analogía con aquél horroroso huracán que barrió Macondo (y a los olvidados Buendia) de la faz de la Tierra. Mi corazoncito y mi sensibilidad se rinden a tus pies de golem de ciénaga caribeña, majestuoso y de barro. Yo no se si eres Prometeo, pero nos has traído buen fuego a los hombres.Descansa en paz, antes incluso de descansar. Te lo mereces. Serás mi Prudencio Aguilar y viviré atado al castaño de la literatura americana. Espero comprometerme con eso.

Hasta mañana...


...y... ¡Sí, mi novia es una escarola!