sábado, 12 de enero de 2013

Estilo de VIda

"Hola diario, cuanto tiempo sin saber de tí..."

Reflexionando pudorosamente, me he dado cuenta de que llorar es como ahogarse en una piscina con mucho cloro. Tienes esa sensación absoluta de humedad en todas las partes de tu rostro, en la cara, en la nariz... Las lágrimas, extrañamente se sienten como el cloro y los ojos se enrojecen con facilidad.

Mientras pierdo la cabeza en el abismo de la pastilla blanca que me hace etéreo, me pregunto porque estoy aquí, a medio camino entre la locura y la catatonia, triste como un nabo ruso y carcomido por todo.

Viajando en Atocha, tedas cuenta de que esta cubierta toda la estación de Hormigón, ese dulce tejido que nos cubre del frío quasivallecano.

Quemisportista. Marceline.

"...Cuanto tiempo sin saber de ti..."

¿qué haces? Asistir a mi funeral. Dios aprieta pero no ahoga.


Y soy tontamente triste y tontamente feliz. Solo he matado al MotorInmovil. Echaba de menos a la tristeza.
Como dijo: debe de estar rascándose su piel atópica tranquilamente y jugando a cambiar el Sino de mi Ser.
"Lo lamento" pronuncia.

Adios, MotorInmovil. Te dejo al igual que dejé a mi SuperHombre Nihilista hace unos dos años: con mucho dolor, pero esta vez por culpa de la Canela y la Naranja que forman la fórmula de la cocacola en forma de perfume de los sobacos. resulta alegre, alegremente triste.

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