viernes, 21 de enero de 2011

¡Eu quero dançar com você, flaquinho!

Amanece la señora Piña junto con un bote de leche condensada a su lado. Tiene miedo. Sabe que el final esta cerca. Es duro abrir los ojos y ver que tu muerte esta allí, siendo preparada por un cocinero inexperto que quiere hacer un postre. Sabe que será parte de una ensalada de frutas, estilo caribeño.


Es dura esa sensación de impotencia que recorre el tejido nervioso que tienen las piñas. Pero claro, la piñas no tienen tejido nervioso, eso es obvio. No le reconforta en absoluto saber que no sentirá dolor, simplemente tiene miedo a no poder continuar su vida.
Recuerda las fantasías de joven, mientras se fija en todos los utensilios de cocina que pronto se intruduciran en una hendidura de su piel y la irán desgarrando, poco a poco. Con gotas de agua con glucosa y ácido cítrico recorriendo el frío acero del cuchillo.
La piña llora. La piña intenta llorar, pero se da cuenta de que solo es una piña. No puede hacer nada. No puede expresar su derecho a vivir y a ser otra cosa. La piña es una piña y, por mucho que quiera protestar o por poco quele guste la idea de ser la principal atraccion de la ensalada de frutas. 
La piña maldice el hecho de ser piña. Para ella es asqueroso ver a las otras frutas  ya preparadas en el bol, con el olor mortuorio de la fructosa en el ambiente y siendo manoseada su áspera piel.


HORROR


Primero siente como le rebanan la parte superior del cuerpo, a ras del nacimiento de las hojas, y se estremece. Tiembla y llora todo lo que puede temblar y llorar una bromeliácea como ella. Luego grandes trozos de su piel son arrancados con un cuchillo un poco más grueso, pero de acero más frío. El cuerpo desnudo de la piña es picado,  hecho cuadraditos y se une al féretro de cristal donde están las demás frutas junto con diversos jugos. Se le espolvorea coco por encima y leche condensada. 


Un trozo de piña se ha quedado en la tabla de picar. Una mano introduce ese trozo de piña en la boca y es masticado con inmenso placer por unos premolares y provocan el regusto dulce y amargo que deja su cuerpo maltratado, mutilado y con leche condensada como mortaja de cadáver de varias frutas, inmersas en un ataúd de cristal que servirá de postre de verano.


UTÓPICO SUEÑO
Por la comisura de la boca se escapa una gota y va descendiendo lentamente hacia la barbilla, como si fuera la lágrima de una piña que una vez soñó salir en un bodegón..
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