Dos preciosos
atigrados grises convergen espacialmente en una estación de tren de un pueblo
a las afueras de Madrid (pero que esta dentro de Madrid, que conste...)
Hay algo mágico en esos felinos.
Hay algo mágico en esos felinos.
Uno cruza la vía,
temeroso y cauto pero a la vez necesario. Ese atigrado maulla buscando a su
homologo felino, hembra o macho, pero son pareja de la vida (Un estadio
inexplicable en el que dos personas recorren un camino juntos, aun sea cual
sea su relación tanto de amistad de familia, sentimental o laboral. Curiosidades
de la naturaleza...)
GHANESHA ESTA ENFADADO CON NOSOTROS
Los maullidos
son tristes y ansiosos, buscan mi corazón y lo encuentran.
Olvido mi profundo
desprecio a los gatos y me apiado de él.
Un murete de media altura, quizás metro
treinta, separa a los felinos.
Uno esta
en la vía, cruzando mientras se acerca el tren. El otro esta traspasando ese
murete que lo hace invisible a su gato gemelo.
No se como
estará el otro gato, pero se le ve buscando en este frío invernal.
Y con aires de
entendimiento supremo, mi cerebro exclama admiración por el mundo animal, capaz
de ver que los los gatos son indispensables a si mismo. Es decir, no son
animales sino racionales.
¿Esos son los instintos?
No lo se. Pero la sensación
que me da, preguntándome ahora mismo en el tren por el Sino de esos dos seres,
es que la Naturaleza en si tiene un lenguaje similar a todos los seres vivos.
Si no, no seria capaz de comprender las relaciones gatunas que se han dado. Y
concluyendo con una hipótesis: acaso mediante ese mismo lenguaje natural, otros
seres podrán entender HUMANO y preguntarse como somos capaces de hacer tales
atrocidades en su medio Natural?
Cambio y corto...
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