sábado, 3 de noviembre de 2012

Recomiendo la muerte, como terapia de choque

Pensando y viendo la eternidad pasar y cambiar, me parece sobrecogedor pensar en la muerte tan joven, pero es lo que tiene, uno nació así, pero me gusta en demasía pensar en ciertas cosas que no tienen sentido. Me hacen pensar sobre la belleza de la vida con la música, las relaciones sociales o el amor de los padres hacia sus primogénitos. Bendita ignorancia...

Caronte observando a Apolo 

Y yo, tan corto de vida, dejo como testamento a la humanidad un trocito de la muerte, en lo que se basan mis desconocimientos más puros e inocentes sobre la materia. Ahí va:

Esto esta de moda en el Hades...

En un mar de absenta se mueve una barquita de Caronte, barquero bastante bromista para su situación, sinceramente. Pero él te entiende porque llora contigo, ríe contigo y te acompaña. Quizás se haga pasar por el mejor compañero que se puede tener entre la vida y la muerte, quizás el barquero sea un Placebo ante el miedo que produce la muerte. Todo puede ser.

El mar produce frío, y los sonidos del viento helado están enmarcados por un coro de lamentaciones venidos del Tártaro, donde Titanes atormentados por sus malos actos son castigados. Pero hasta los malvados dioses tienen piedad de ellos, cuando Caronte, al dejarte al otro lado, va a hacerles reír y a dar un poco de vino de una crátera que siempre lleva en su barca, cerrada para no derramar su contenido. Como información adicionalle suele ofrecer al viajante. Es de lo que no hay, en este mundo ni en el otro.

Lo raro empieza ahora....

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