viernes, 19 de julio de 2013

Capítulo 2; versículo 27

Una bella figura se me acercaba. La reconocí de inmedíato pero ella a mi no.

-Hola preciosa ¿Cómo te llamas?

El mar se arrojaba sobre ella. Parece que no me escucho. Probé otra vez.

-Eh, princesa. ¿te gustaría que nos conocieramos mejor? No te arrepentirás.

Se giró y clavó sus ojos en mi. Sus pupilas me atravesaron todo el cuerpo y este dio un absoluto temblor cuando el corazón empezó a latir mucho más fuerte. Me miraba, enfadada, bajo la lluvia y el mar. Se acercó para darme un empujón, por insolente y a punto estuvo de hacerlo.

-¡Oh cariño! ¿cuánto tiempo llevas esperando?

Su sonrisa no dejaba lugar a dudas: estaba deseando encontrarse conmigo....

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