miércoles, 11 de abril de 2012

El Cactus habla y dice:


Me escondo en las montañas de tu piel.
Tengo miedo de encontrarte a ti,
de mirarte a la cara y decirte
que te quiero. Y que sea una metira.

Tengo miedo de las mentiras
por eso
me escondo en las montañas de tu piel,
región sagrada, donde las mentiras no entran.

Tengo que purificarme para entrar:
me quito la sed con tu agua de azahar.
La cojo del pozo de tu boca,
la riego por dentro de mí.

Me entra sueño y me cubro con tus cabellos.
Busco refugio en tus senos, calientes.
Busco, duermo y sueño contigo.
El soñar me hace libre. Para buscarte
para encontrarte.

Onírico es el mundo donde te encuentro
Mírame, tócame, disfrútame
¿quien te dice que seguiré estando mañana,
y cuando estés dormida no me haya ido?

Yo te lo digo: no me voy
No quiero irme
quiero quedarme
y quedarme contigo.

No puedo hacerte poemas. Es difícil
y yo soy cobarde que no te dice lo que siente.
Ni lo que es. Ni que te quiero.
Porque te quiero, pero no como siempre.

Te quiero distinto, diferente.
Te quiero con la cabeza tanto como con los pies.
Te quiero por haberte pensado tanto
y por haberte recorrido tanto.

Ya no te digo que te amo.
Detestaría que deje de ser así
y entonces, purificarse no habría servido de nada
Por eso quiero quererte...
...y amarte poquito a poco...
porque es fácil, volver a la vida miserable
de la que tu me sacaste.

Ya no escribo con amor
te escribo con verdad.
Es más importante.

El azahar se seca, las luces se marchan.
El Sol se esconde y yo me levanto.
Salgo de los sueños, me encuentro contigo.
Nubes de colores, no distorsionadas
Sueños ilusorios, Noche sobre el Día
Día entre la noche
eterna de mi mirada
y tu luz de luna

La Noche me llama, me iluminas el camino.
Mis pies se pierden en la arena del desierto.
Mi corazón se seca y se vuelve de cactus.

Pincho y hago daño
pero estoy vivo y lato,
fuerte y vencido. Caliente y húmedo
para las largas travesías de nuestros viajes.

Siento haberte pinchado, Luna.
Demasiado te acercaste a coger mi corazón.
Ahora te escondes. La Luna se esconde en la Noche
pero me perdona y baja. Me ilumina.

Tengo un Sol que me ilumina de Día 
una Luna que me ilumina de Noche
y al Diablo que me vigila mis sueños
¿que más he de pedir?

Un beso para dormir, y otro cuando estoy despierto.
El Diablo no me da besos.
Solo collejas.





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