martes, 2 de octubre de 2012

Komedia klásica

No es un sueño. Solo es un simple placebo en forma de pastilla. Solo es azúcar convertido en pastilla lo que convirtió a Clara Boya en una superheroina, a pesar de ser una mediocre. Pero solo es un placebo.

Esto ocurrió hace un par de días mientras las puertas se abrían a lo largo de todo el Reino de los Idiotas. A veces me da risa, porque la joven Clara Boya se vió sorprendida al verse volar por los aires con indiferencia de los médicos que la engañaron y le hicieron creer que se estaba tomando una sustancia mutágena. Pero así es la vida y así son las circunstancias.

Se retiro a sus aposentos, después del experimento, sorprendida de sus propios poderes al enterarse de lo que otros ya sospechaban: ella era la chica de la profecía. Y han habido tantas personas-de-la-profecía... Aún, Clara no se lo esperaba. Eso le dio verdadero miedo. 
Tendría que luchar salvajemente contra los monstruosos guerreros del País Negro, hombres que helaban la sangre y la carne con el filo de su espada de metal azul. Pero nuestros científicos estaban preparados y ya habían preparado un par de bombas "hache" por si la chica fallaba. El Presidente debía cubrirse las espaldas y proteger al pueblo, no contar con una única baza.



...soñó con una Gran Plato de Hamburguesas con queso y bacon y patatas...


La pobre Clara se reunió junto a toda la familia Boya temiendo no volver a verles. Pero se escapó a tiempo de la horrible cena vegetal de su tío Huidobro ( los Boya eran vegetarianos, todos) y escapó gracias a sus nuevos poderes, a la casa de Martí, el catalán.

Este hombrecillo de libros le esperaba junto a su cuarto, con un plato de hamburguesas y patatas en una mano y una carta en la otra, que parecía una promesa de amor, mirada y remirada por Martí. 
Clara llego, comió, bailó, fue felíz hasta que finalmente se despidió de él, insegura y enamorada hasta los tuétanos de sus superhuesos.

Martí solo hablaba de vanas promesas y de viajes al Fin del Mundo cuando ella volviese manchada de sangre y barro de la batalla. 
Clara suspiraba de una manera extraordinaria.

Al llegar a su casa y recibir una super regañina de su madre, Clara Boya se decidió a ver el contenido del papel con la que había estado esperando Martí. Entre sensaciones de hormigueo en los dedos y los temblores de su cuerpo y de su corazón, no podía mantener la calma. Por fin llegaba la promesa de amor esperada tanto tiempo.

El papel contenía un folleto de la División Aérea del País de los Idiotas a la que se había apuntado el catalán días antes. Ponía con letra fea y mal escrita "nunca te olvidaré !¡!MI MEJOR AMIGA PARA SIEMPRE¡!¡". Martí se iba, se iba... y nunca pensaba en olvidarla. Porque ella era su "...mejoramigaparasiempre..."


El SuperCorazón de Clara Boya lloró.
Los SuperOjos con SuperVisióndeRayosLáser también lloraron.
Una estrella fugaz se asomó por el cielo y se detuvo un momento, a ver que pasaba con esa niña. Clara no se fijó en el cielo aquella noche y no la vio.

Clara durmió hecha una pelotita en su cama, helándose de frío.
Ella soñó en ser otra persona, que no conociese a ese hombre tan cruel e indiferente.

Martí durmió con los pies helándose, fuera del edredón de plumas. 

Él soñó con una Gran Plato de patatas y una Hamburguesa con queso y bacon .

Ella lo sabía todo. Él no sabía nada sobre su amor. Y, aunque lo hubiese sabido, tampoco habría cambiado mucho. Siempre iba a ser su "...mejoramigaparasiempre...", pase lo que pase. Pero solo eso...

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